Esta es la secuela más común del infarto cerebral, que incluye debilidad en las extremidades y parálisis, particularmente debilidad en parte de una extremidad o en un lado del cuerpo, conocido como hemiplejía.
Pueden presentarse entumecimiento, sensaciones de hormigueo o reducción de las sensaciones táctiles en las extremidades.
Los pacientes pueden experimentar dificultades en la expresión, comprensión o afasia.
Esto incluye el deterioro de la memoria, la falta de concentración, el trastorno de la función ejecutiva y la desorientación.
Pueden ocurrir depresión, ansiedad y cambios de humor.
Debido a cambios en la presión intracraneal, puede ocurrir hidrocefalia, lo que lleva a dolores de cabeza y problemas de visión.