Las investigaciones indican que casi no hay riesgos a largo plazo al donar un riñón, siempre que hayas revisado minuciosamente tu salud y te hayas asegurado de no tener ninguna condición que pueda empeorar después de la donación.
La donación de un riñón es una cirugía mayor con riesgos a corto plazo, incluidos el sangrado y la infección. Después de donar un riñón, necesitarás pasar algún tiempo recuperándote en el hospital y en casa. El riñón restante se adaptará al aumento del flujo sanguíneo y filtrará más desechos metabólicos, y gradualmente aumentará de tamaño con el tiempo.
La tasa de supervivencia a largo plazo, la calidad de vida, la salud en general y el riesgo de insuficiencia renal para los donantes de riñón son comparables a los de los no donantes. Sin embargo, es aconsejable que los donantes de riñón monitoreen regularmente la función renal y la presión arterial para garantizar una salud continua.