El estrés está ciertamente relacionado con la pérdida de cabello. El tipo más común de pérdida de cabello causada por el estrés excesivo es el “efluvio telógeno.” El estrés mental o físico, como la pérdida de un ser querido, el embarazo, la pérdida significativa de peso o una cirugía, puede empujar a una gran cantidad de cabellos en crecimiento a la fase de reposo. En los meses siguientes, puede perder repentinamente mechones de cabello al peinarlo o lavarlo. Una vez que el estrés mental o físico disminuye, el cabello generalmente vuelve a crecer, pero a menudo toma varios meses.
Para algunas personas, el estrés intenso también puede desencadenar otro tipo de pérdida de cabello conocida como “alopecia areata.” Esta condición es causada por los glóbulos blancos que atacan los folículos pilosos, lo que detiene el crecimiento del cabello. En las primeras semanas, el cabello afectado típicamente se cae en pequeños parches. Con el tiempo, esto puede llevar a la pérdida completa del cabello, incluso del vello corporal. Si bien el cabello puede volver a crecer, la alopecia areata puede reaparecer.
Si nota una pérdida de cabello mayor de lo habitual o experimenta pérdida de cabello irregular, es mejor ver a un médico. Esta situación puede indicar una condición subyacente que necesita tratamiento.