A medida que las mujeres envejecen, los niveles de estrógeno tienden a disminuir gradualmente, lo cual es un proceso fisiológico normal.
La menopausia es una etapa natural en la vida de una mujer donde la función ovárica disminuye gradualmente, lo que lleva a una reducción de la secreción de estrógeno.
El aumento de peso se asocia con niveles elevados de estrógeno en el tejido graso, mientras que una reducción de la grasa corporal puede llevar a niveles más bajos de estrógeno.
Las enfermedades crónicas como el hipotiroidismo, la diabetes y la hipertensión pueden afectar el equilibrio hormonal.
Algunas mujeres pueden experimentar fallo ovárico prematuro antes de los 40 años, lo que resulta en una disminución de los niveles de estrógeno.
Una vez que una mujer deja de tener hijos, sus niveles de estrógeno pueden verse afectados.