Cuando el cuerpo pierde demasiada agua debido a altas temperaturas, sudoración excesiva, vómitos, diarrea o consumo excesivo de alcohol, los riñones reducen la producción de orina para mantener el equilibrio de líquidos en el cuerpo.
Cuando el corazón no puede bombear sangre de manera efectiva, puede provocar una reducción del flujo sanguíneo a los riñones, lo que hace que produzcan menos orina.
Algunos medicamentos, como los diuréticos, antihipertensivos y antidepresivos, pueden llevar a una disminución de la producción de orina.
La presión arterial alta no controlada a largo plazo puede dañar los riñones, lo que lleva a una disminución de la función renal y una reducción de la producción de orina.
La diabetes no controlada puede causar niveles altos de azúcar en la sangre, dañando la capacidad de filtrado del riñón y reduciendo la producción de orina.
Condiciones como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa pueden causar deshidratación, lo que lleva a una reducción de la producción de orina.