La rosuvastatina tiene un efecto de reducción de lípidos más fuerte en comparación con la atorvastatina. La rosuvastatina reduce eficazmente los lípidos en sangre a dosis más bajas de 5 a 10 mg, mientras que la atorvastatina requiere dosis de 10 a 20 mg para lograr efectos similares.
En términos de hidrofobicidad y lipofobicidad, la rosuvastatina es hidrofóbica, mientras que la atorvastatina es lipofóbica. Los medicamentos lipofóbicos cruzan más fácilmente la barrera hematoencefálica, lo que puede llevar a efectos adversos en el sistema nervioso central.
En cuanto a las vías metabólicas, la atorvastatina se metaboliza principalmente por la enzima CYP3A4, mientras que la rosuvastatina se metaboliza principalmente por las enzimas CYP2C9 y CYP2C19. Esta diferencia puede afectar las interacciones medicamentosas con otros medicamentos o alimentos y puede requerir ajustes de dosis cuando sea necesario.
En términos de riesgo de daño hepático, la atorvastatina puede causar niveles elevados de transaminasas, mientras que la rosuvastatina es menos probable que cause esto. Por lo tanto, para los pacientes con función hepática deteriorada, la rosuvastatina puede ser una opción más adecuada.
La atorvastatina tiene un 2% de sus componentes metabolizados a través de los riñones, mientras que la rosuvastatina tiene un 10% metabolizado a través de los riñones. Esto significa que para los pacientes con insuficiencia renal, la atorvastatina puede ser más adecuada.
Si bien ambos medicamentos son muy efectivos en la intensidad de reducción de lípidos, la rosuvastatina supera ligeramente a la atorvastatina en este aspecto.
En términos de reversión de placas ateroscleróticas, los estudios han demostrado que tomar 10 mg de rosuvastatina o 20 mg de atorvastatina diariamente durante seis meses puede revertir significativamente el desarrollo de placas, siendo la rosuvastatina aparentemente más efectiva en este sentido.