Varias enfermedades pueden aumentar el riesgo de uremia al dañar progresivamente la función renal:
Esta es una de las causas más comunes de uremia. La glomerulonefritis crónica reduce gradualmente la función de filtración de los glomérulos.
La diabetes mal controlada a largo plazo puede provocar el endurecimiento de las arteriolas renales, lo que afecta la función de filtración de los glomérulos.
La presión arterial alta a largo plazo puede causar el endurecimiento de las arteriolas renales, reduciendo el suministro de sangre a los riñones e interfiriendo con su función.
Esta afección hereditaria lleva a la formación de muchos quistes en los riñones, lo que finalmente puede causar insuficiencia renal.
Enfermedades como la nefritis lúpica, una condición autoinmune, pueden causar daño renal crónico.
Enfermedades como el síndrome de Alport y la enfermedad de Fabry pueden causar daño estructural o funcional en los riñones.