El cuerpo humano tiene un reloj interno, conocido como ritmo circadiano, que afecta el sueño, los hábitos alimenticios, la secreción hormonal y más. Desayunar demasiado tarde podría alterar el ritmo circadiano normal, afectando el proceso natural de recuperación del cuerpo.
El desayuno ayuda a poner en marcha el metabolismo del día. Si se desayuna tarde, puede afectar la tasa metabólica y los niveles de energía. Los trastornos metabólicos están relacionados con diversas enfermedades crónicas, que podrían estar asociadas con el envejecimiento acelerado.
El desayuno proporciona energía y ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre. Retrasar el desayuno podría provocar fluctuaciones en el azúcar en sangre, afectando la sensibilidad a la insulina. El mal control del azúcar en sangre a largo plazo está relacionado con enfermedades relacionadas con la edad, como las enfermedades cardiovasculares y los trastornos neurodegenerativos.
El desayuno es una fuente clave de nutrición diaria. Desayunar demasiado tarde podría reducir la ingesta de nutrientes en otras comidas a lo largo del día. Las deficiencias nutricionales a largo plazo pueden afectar la salud y la capacidad del cuerpo para reparar células, influyendo en el proceso de envejecimiento.
La hora del desayuno puede reflejar los hábitos alimenticios y el estilo de vida de una persona. Los patrones de alimentación irregulares pueden estar relacionados con un estilo de vida poco saludable. Los hábitos poco saludables como la falta de ejercicio y las malas elecciones dietéticas pueden acelerar el proceso de envejecimiento.