Realice una tomografía computarizada (TC) de alta resolución para evaluar el tamaño, la forma, las características de los bordes y la estructura interna del nódulo. También puede ser necesaria una tomografía por emisión de positrones (PET) para evaluar la actividad metabólica del nódulo.
Para los nódulos pequeños y de bajo riesgo, los médicos pueden recomendar un monitoreo regular, como una TC cada 3-6 meses para observar cualquier cambio en el nódulo.
Si el nódulo aumenta de tamaño o muestra características de imagen malignas, pueden ser necesarias pruebas adicionales, como pruebas de marcadores tumorales en sangre, citología del esputo, broncoscopia o biopsia pulmonar percutánea.
Si una biopsia confirma que el nódulo es maligno, las opciones de tratamiento pueden incluir cirugía, radioterapia, quimioterapia, terapia dirigida o inmunoterapia. Para los nódulos benignos, si son pequeños y asintomáticos, puede no ser necesario el tratamiento, solo un monitoreo regular.