La sed es la señal inicial del cuerpo de deshidratación. Sentir sed significa que el cuerpo ya ha comenzado a deshidratarse.
Cuando estás deshidratado, la producción de orina disminuye y el color de la orina puede volverse más oscuro, variando desde amarillo profundo hasta ámbar.
La deshidratación puede causar que la piel pierda su elasticidad, lo que hace que tarde más en volver a su posición normal después de pellizcarla.
La hidratación inadecuada puede afectar los niveles de energía, provocando sensaciones de fatiga y debilidad.
La deshidratación severa puede afectar la función cognitiva, lo que resulta en confusión mental o dificultad para concentrarse.
Debido a un desequilibrio de electrolitos, la deshidratación puede causar calambres o espasmos musculares.
Para compensar la caída de la presión arterial, el corazón puede latir más rápido para mantener la circulación.