La respuesta simple es: no se puede. Para una pareja promedio, es muy difícil influir en el género de su bebé. Aunque un estudio de 2008 sugirió que las mujeres que comían cereales en el desayuno todos los días durante la concepción tenían más probabilidades de tener niños, algunos científicos cuestionaron el análisis y los resultados del estudio.
Algunas personas creen que la posición sexual durante la concepción puede influir en el género del bebé, pero esta teoría no ha sido probada. Otros estudios sugieren que el momento de la relación sexual afecta el género del bebé: por ejemplo, tener relaciones sexuales unos días antes de la ovulación aumenta la probabilidad de tener un niño, mientras que tener relaciones sexuales cerca de la ovulación aumenta la probabilidad de tener una niña. En realidad, esto también es poco fiable.
En casos muy específicos, como cuando una pareja sabe que puede transmitir ciertas enfermedades genéticas a un género específico (generalmente niños), pueden usar métodos de alta tecnología para aumentar las probabilidades de tener una niña. Estos métodos incluyen:
Aunque estas técnicas son factibles, pocas parejas eligen el género del bebé únicamente por preferencia personal.