Estos síntomas están principalmente relacionados con la desnutrición, particularmente la deficiencia de proteínas. La causa más común es la alergia alimentaria crónica que causa daño a los intestinos. Cualquier alimento que contenga proteínas puede potencialmente causar alergias. Los bebés son especialmente propensos a las alergias alimentarias debido a las funciones protectoras inmaduras de su mucosa gastrointestinal y sistemas inmunitarios incompletos.
Preste atención a los siguientes cuatro puntos para prevenir las alergias alimentarias:
(1) Extienda la duración de la lactancia materna a al menos 6 meses. Durante la lactancia, las madres deben evitar comer alimentos que puedan causar alergias.
(2) En el primer año después del nacimiento del bebé, concéntrese en alimentos bajos en alérgenos y no introduzca alimentos sólidos demasiado pronto.
(3) Si se encuentra que algún alimento causa una reacción alérgica, deje de consumirlo inmediatamente. Para los alimentos que pueden causar alergias pero que la alergia puede disminuir con la edad, reintrodúzcalos cada seis meses, aumentando gradualmente la cantidad para ver si los síntomas mejoran o desaparecen.
(4) Procese los alimentos profundamente para eliminar, destruir o reducir el contenido de alérgenos.
La segunda condición es la lesión miocárdica, que conduce a un suministro insuficiente de sangre al corazón o una frecuencia cardíaca rápida, lo que provoca un aumento del consumo. Los niños con lesión miocárdica tienen características notables:
1. Frecuencia cardíaca rápida, fácilmente excitada e influenciada por el entorno circundante.
2. Sudoración excesiva, especialmente media hora a dos horas antes de dormir.
3. Propenso al llanto y la irritabilidad.
Estos niños tienen la piel amarillenta y algunos pueden tener manos, pies o palmas amarillentas. Esta condición también puede ser causada por consumir demasiados alimentos ricos en caroteno, como zanahorias, calabazas y naranjas.