Después de quedar embarazada, el cuerpo de una mujer experimenta muchos cambios para adaptarse al bebé en crecimiento y prepararse para la lactancia futura. En las primeras etapas del embarazo, los senos comienzan a agrandarse gradualmente.
La sensibilidad en los senos es un signo temprano del embarazo. Para el tercer mes, la placenta se forma y secreta grandes cantidades de estrógeno y progesterona, lo que provoca un mayor desarrollo de los senos. Los conductos mamarios y los lobulillos comienzan a crecer, preparándose para la lactancia.
Durante este tiempo, puedes notar que los pezones y las areolas se oscurecen, los pezones se alargan y agrandan, y las venas debajo de la piel se vuelven más prominentes. Los senos agrandados pueden sentirse sensibles o incluso dolorosos, con una sensación de dolor punzante. También pueden volverse sensibles al tacto, haciendo que incluso el contacto ligero sea doloroso. Estos cambios son normales.
Sin embargo, si la sensibilidad es particularmente severa, hay cambios en la piel, secreción anormal de los pezones, agrandamiento asimétrico de los senos, o si sientes algún bulto, es importante consultar a un médico. Un especialista en senos puede ayudar a determinar si todo está normal.