En general, hacerse radiografías durante el embarazo es seguro, especialmente para radiografías no abdominales. Sin embargo, el riesgo es mayor para los tratamientos prolongados con radiación.
Durante el embarazo, las radiografías abdominales exponen al feto en desarrollo a la radiación, lo que puede causar mutaciones en las células de rápido crecimiento, lo que lleva a defectos de nacimiento o enfermedades como la leucemia. En general, el riesgo es relativamente bajo.
Para otras partes del cuerpo (como brazos, piernas, cabeza, pecho, dientes), las radiografías son más seguras ya que el feto no está expuesto a la radiación. Para minimizar la exposición, los médicos generalmente proporcionan ropa protectora especial que bloquea la radiación.
Algunos exámenes de radiografías pueden ser sustituidos por ecografías. Si está embarazada, informe a su médico para evitar la exposición innecesaria a las radiografías.