Las placas carotídeas son el resultado de la deposición de lípidos, las respuestas inflamatorias y la fibrosis dentro de las paredes arteriales, que son parte del proceso de aterosclerosis.
Si las placas aumentan de tamaño, pueden estrechar la luz del vaso, reduciendo la cantidad de sangre que fluye al cerebro, aumentando así el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico.
No todas las placas son igualmente peligrosas. Las placas estables tienen menos probabilidades de romperse y formar coágulos, mientras que las placas inestables (vulnerables) son más propensas a romperse, lo que podría llevar a la formación de coágulos y a un accidente cerebrovascular.
Además de las placas carotídeas, muchos otros factores están asociados con el riesgo de accidente cerebrovascular, incluidos la hipertensión, las enfermedades cardíacas, la diabetes, la hiperlipidemia, el tabaquismo y el consumo de alcohol.
Para aquellos con placas carotídeas, es muy importante tener exámenes físicos regulares y chequeos de ultrasonido carotídeo para detectar cambios en las placas de manera oportuna y tomar medidas preventivas adecuadas.
Aunque las placas carotídeas aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular, no todas las placas causarán un accidente cerebrovascular. Al controlar los factores de riesgo relacionados y tener chequeos regulares, se pueden reducir eficazmente los riesgos para la salud asociados con las placas carotídeas.