Al reducir los niveles de LDL-C, las estatinas pueden reducir significativamente el riesgo de enfermedades cardíacas, infarto de miocardio y accidente cerebrovascular.
Las estatinas ayudan a estabilizar las placas en las arterias, reduciendo el riesgo de trombosis causada por la ruptura de placas, lo que reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Algunos estudios sugieren que el uso a largo plazo de estatinas puede ayudar a revertir la aterosclerosis.
Las estatinas tienen propiedades antiinflamatorias, lo que puede reducir la respuesta inflamatoria del cuerpo. La inflamación es un factor clave en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Además de reducir el LDL-C, las estatinas también pueden reducir los niveles de triglicéridos en la sangre.
Las estatinas pueden ayudar a aumentar los niveles de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL-C), el “colesterol bueno”.
Algunos estudios sugieren que el uso de estatinas está asociado con una reducción del riesgo de desarrollar diabetes de nueva aparición.
Las estatinas pueden ayudar a reducir la formación de coágulos sanguíneos, reduciendo así el riesgo de complicaciones causadas por trombosis.