En las enfermedades del hígado y la vesícula biliar, los ácidos biliares generalmente circulan entre los intestinos y el hígado. Sin embargo, cuando ocurre una enfermedad hepática o biliar, los ácidos biliares pueden filtrarse significativamente, aumentando el contenido de ácido biliar en la saliva y provocando un sabor amargo en la boca. Esta condición puede estar relacionada con el daño hepático causado por enfermedades hepáticas subyacentes (como la hepatitis B, cirrosis) o el reflujo biliar debido a la inflamación crónica de la vesícula biliar.
Las enfermedades del sistema digestivo también son una causa común de un sabor amargo en la boca. Por ejemplo, la esofagitis por reflujo, la gastritis crónica y el reflujo biliar causado por una infección por Helicobacter pylori pueden provocar un sabor amargo.
Además, la disfunción gastrointestinal, donde los alimentos permanecen en el estómago y los intestinos durante demasiado tiempo, también puede causar un sabor amargo.
Las enfermedades orales locales, como la gingivitis y el sangrado de las encías, también son causas comunes de un sabor amargo en la boca.
La neurastenia u otras causas desconocidas también pueden llevar a un sabor amargo en la boca. Este grupo de personas puede enfrentar un alto estrés en la vida laboral, fumar y beber en exceso, estilos de vida irregulares, falta de sueño, falta de ejercicio, ronquidos o dormir con la boca abierta, todo lo cual puede aumentar el riesgo de un sabor amargo.
Si a menudo siente un sabor amargo en la boca al despertarse por la mañana, se recomienda tomar las siguientes medidas: