1. Mantenerse abrigado: Presta especial atención a mantener la zona lumbar abrigada. Evita trabajar o vivir en ambientes fríos y húmedos durante largos períodos. Durante el invierno, elige casas soleadas y secas para vivir. Evita el viento directo cuando sudes para prevenir resfriados.
En la vida diaria, usa ropa ligeramente más gruesa de lo habitual. Añade capas temprano cuando haga frío y quítalas más tarde cuando haga calor.
2. Rutina regular: Evita trasnochar y asegúrate de dormir lo suficiente. Trasnochar puede llevar a un sistema inmunológico debilitado y aumentar el riesgo de enfermedades.
3. Dieta balanceada: Presta atención a la estructura de tu dieta e ingiere una variedad equilibrada de nutrientes. Evita el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo, ya que estos hábitos pueden aumentar el riesgo de desarrollar la condición.
1. Mantener una postura correcta: Ya sea sentado, de pie o caminando, mantén una postura adecuada y evita permanecer en una posición durante demasiado tiempo.
Cuando te sientes o estés de pie, usa sillas con respaldo y reposabrazos, y mantén una postura correcta para evitar inclinarte hacia adelante. Estira tu columna regularmente, siéntate derecho o muévete hacia atrás para extender tu columna.
Cuando estés de pie, mantén el pecho hacia afuera y el estómago hacia adentro, y mantén la mirada hacia adelante. Evita estar de pie en una posición durante demasiado tiempo.
2. Ejercicio regular: Realiza ejercicios diarios como correr, nadar y Tai Chi. Estos ejercicios aeróbicos ayudan a fortalecer los músculos y mantener la flexibilidad de las articulaciones. Sin embargo, evita actividades de alta intensidad y extenuantes como la lucha libre.
Los pacientes en etapa temprana pueden intentar acostarse boca abajo una vez por la mañana y otra por la noche durante media hora cada vez para ayudar a reducir la flexión del tronco.