El calentamiento es una parte esencial de correr, pero exagerar puede causar fatiga muscular. Un calentamiento adecuado debe incluir trote ligero, estiramientos y movimientos articulares, con una duración de entre 5 a 15 minutos.
Detenerse repentinamente después de correr (conocido como “parada repentina”) puede hacer que la sangre fluya rápidamente hacia los músculos, lo que puede causar mareos o incluso desmayos. El enfoque correcto es enfriar durante 5 a 10 minutos con trote lento o caminar rápido, seguido de estiramientos.
El cuerpo necesita tiempo para reparar los micro-daños causados por el ejercicio. Asegúrese de que haya suficiente tiempo de recuperación entre los días de correr para evitar días consecutivos de correr a alta intensidad.
Usar zapatos para correr adecuados y ropa deportiva transpirable es crucial para prevenir lesiones y mejorar la eficiencia al correr. Los zapatos para correr deben proporcionar un soporte y amortiguación adecuados, mientras que la ropa debe absorber el sudor y mantener el cuerpo seco.
Correr causa una pérdida significativa de agua, por lo que es esencial mantenerse hidratado. Beba agua antes, durante y después de correr, pero evite beber en exceso durante la carrera para evitar molestias estomacales.
Evite correr en clima extremo: Correr en condiciones muy calientes, frías o húmedas puede estresar el cuerpo.
Preste atención a las señales del cuerpo: Observe cualquier dolor o malestar y reduzca la intensidad del ejercicio o busque ayuda médica si es necesario.
No corra con el estómago vacío: Evite correr con el estómago vacío para prevenir la hipoglucemia u otros problemas de salud.