Los pacientes con diabetes pueden experimentar micción frecuente debido al efecto diurético del azúcar en la sangre alta. El cuerpo intenta eliminar el exceso de glucosa a través de la orina, lo que lleva a un aumento en el volumen de orina.
A medida que el cuerpo intenta eliminar el exceso de azúcar a través de la orina, también agota los líquidos del cuerpo, causando un aumento de la sed.
Debido a que el cuerpo no está utilizando eficazmente el azúcar en la sangre, los pacientes pueden sentir hambre, y debido al uso ineficiente del azúcar de los alimentos, su ingesta de alimentos puede aumentar significativamente.
A medida que la diabetes empeora, el cuerpo puede comenzar a descomponer grasa y músculo para obtener energía, lo que lleva a una pérdida de peso inesperada.
Debido a la disminución de la eficiencia en la utilización del azúcar en la sangre, los pacientes pueden sentirse fatigados y débiles, incluso durante los períodos de crecimiento o en edades en las que deberían estar llenos de energía.
La diabetes debilita el sistema inmunológico, haciendo que los pacientes sean más susceptibles a varias infecciones, que pueden ser difíciles de tratar y lentas para sanar.
Pueden ocurrir dolores abdominales y vómitos frecuentes porque el azúcar en la sangre alta afecta el funcionamiento normal del sistema digestivo, o debido a complicaciones como la gastroparesia causada por trastornos metabólicos de la diabetes.