Los productos químicos en el esmalte y el removedor de uñas pueden dañar las uñas, volviéndolas delgadas, frágiles o secas. Es aconsejable reducir la frecuencia de uso y elegir productos con fórmulas no irritantes o suaves.
Morderse las uñas no solo destruye la forma y la salud natural de las uñas, sino que también puede introducir bacterias en la boca, aumentando el riesgo de infección. Intente encontrar comportamientos alternativos, como usar una pelota antiestrés o aplicar esmalte de uñas con sabor amargo para dejar este hábito.
Cortar las uñas demasiado cortas puede causar uñas encarnadas o infecciones. Recorte las uñas suavemente siguiendo su forma natural y evite cortarlas demasiado profundamente.
Usar herramientas inapropiadas, como tijeras para cortar uñas o limas ásperas, puede provocar que las uñas se partan o se dañen. Use herramientas específicas para recortar uñas y lime las uñas suavemente en una dirección.
El remojo prolongado de las manos en agua puede ablandar las uñas, haciéndolas más susceptibles a daños. Use guantes al hacer las tareas del hogar o actividades que requieran una exposición prolongada al agua.
Descuidar la higiene de las uñas y las manos puede llevar a infecciones bacterianas o fúngicas. Limpie regularmente sus uñas, manténgalas secas y evite caminar descalzo en lugares públicos como los baños.