A medida que envejecemos, el calcio se va agotando gradualmente de nuestros cuerpos, lo que lleva a una disminución en la dureza y calidad ósea. Esto resulta en huesos más frágiles y propensos a fracturas, una condición conocida como osteoporosis.
Después de los 50 años, uno puede notar un declive en la función física. La falta de ejercicio, el consumo prolongado de alcohol y una dieta alta en sal pueden desencadenar la osteoporosis. En esta etapa, algunas personas pueden experimentar dolor lumbar, deformidades espinales y encorvamiento. Esto es especialmente grave en mujeres posmenopáusicas debido a la influencia del estrógeno. Incluso caminar unos pocos pasos puede causar dolor en las rodillas.
Sin embargo, no hay necesidad de preocuparse excesivamente por la osteoporosis. Realizar ejercicios adecuados, consumir alimentos ricos en calcio para aumentar la densidad ósea y obtener suficiente luz solar durante el día puede ayudar a controlar la condición. El tratamiento excesivo podría hacer más daño que bien.
La presión arterial suele ser normal cuando eres joven. Sin embargo, a medida que envejeces, puede elevarse ligeramente, lo cual es normal. Para las personas de mediana edad y mayores, un rango de presión arterial de 90/60mmHg a 140/90mmHg se considera normal.
Esto se debe principalmente a la pérdida de elasticidad en los vasos sanguíneos con la edad, lo que hace que las arterias se endurezcan y la presión arterial aumente.
Para aquellos mayores de 75 años, si la presión sistólica no supera los 150mmHg y la presión diastólica está por debajo de 90mmHg, generalmente no se requiere tratamiento especial. Especialmente para los pacientes ancianos con infarto cerebral, mantener la presión sistólica alrededor de 140mmHg y la presión diastólica por debajo de 90mmHg es suficiente.
Los pacientes con hipertensión deben seguir la guía de un cardiólogo y pueden controlar la condición mediante ajustes en la dieta y medicación.
Los espolones óseos en los ancianos son causados principalmente por la degeneración, el desgaste y la desmineralización de los huesos. Por lo tanto, es importante que los ancianos se mantengan abrigados y eviten la exposición al frío.
Si se detectan espolones óseos y no afectan la vida diaria ni causan molestias, no hay necesidad de preocuparse excesivamente. Los espolones óseos son muy comunes en los ancianos. Es crucial proteger las articulaciones y no preocuparse demasiado.