La presión arterial normal se define generalmente como una presión sistólica de menos de 120 mmHg y una presión diastólica de menos de 80 mmHg (120/80 mmHg).
La presión arterial normal indica un sistema cardiovascular saludable y no requiere medicación.
La hipertensión se define como una presión sistólica de 140 mmHg o más y/o una presión diastólica de 90 mmHg o más sin el uso de medicamentos antihipertensivos.
La hipertensión se clasifica en tres etapas: Etapa 1 (leve), Etapa 2 (moderada) y Etapa 3 (grave), según las lecturas de presión arterial.
La hipotensión generalmente se define como una presión arterial por debajo de 90/60 mmHg, pero este umbral puede no ser aplicable a todos, ya que algunas personas tienen una presión arterial naturalmente más baja.
Para algunos, la hipotensión puede ser normal, pero para otros, puede causar síntomas como mareos y debilidad.
La presión arterial fluctúa naturalmente a lo largo del día, generalmente más alta por la mañana y más baja por la noche.
También puede verse influenciada por emociones, actividad física, dieta y consumo de alcohol.
El método correcto para medir la presión arterial es sentarse en un ambiente tranquilo, con el brazo descansando sobre una mesa a la altura del corazón.
Deben tomarse múltiples mediciones para obtener una lectura precisa de la presión arterial.
Para la mayoría de las personas, el objetivo es mantener la presión arterial por debajo de 140/90 mmHg.
Para los pacientes con enfermedades cardíacas, diabetes o enfermedades renales crónicas, pueden ser necesarios objetivos de control de presión arterial más estrictos.