Sueño insuficiente
La falta de sueño a largo plazo o la mala calidad del sueño pueden provocar fatiga física y disminución de la inmunidad, aumentando así el riesgo de ictus. Los estudios han demostrado que las personas que duermen menos de 6 horas por noche tienen un riesgo relativamente alto de ictus.
Mala calidad del sueño
Despertar frecuentemente, dificultad para conciliar el sueño e interrupciones del sueño pueden causar fluctuaciones en la presión arterial y la frecuencia cardíaca, aumentando el riesgo de ictus. La mala calidad del sueño a largo plazo también puede provocar inflamación crónica y resistencia a la insulina, aumentando aún más el riesgo de ictus.
Apnea del sueño
La apnea del sueño es un trastorno del sueño común que puede provocar hipoxemia nocturna, aumentar la carga cardíaca y elevar la presión arterial, aumentando así el riesgo de ictus.
Fluctuaciones emocionales durante el sueño
Las grandes fluctuaciones emocionales durante el sueño, como la ansiedad y la depresión, pueden causar tensión vascular, aumentar la presión arterial y aumentar el riesgo de ictus.
Ambiente de sueño deficiente
Factores como el ruido, demasiada luz y altas temperaturas pueden afectar la calidad del sueño, provocar disfunción física y aumentar el riesgo de ictus.